Una emoción es una respuesta psicológica y fisiológica a un estímulo o situación. Esta respuesta implica cambios a nivel fisiológico, mental y conductual. Es decir, puede hacernos sentir muy mal, mal, bien, o muy bien, dependiendo del tipo de emoción que tengamos. Ese sentirnos pasa por sentir sensaciones corporales (nivel fisiológico), generar pensamientos (mental) y comportarnos de una manera o de otra (conductual).
Es importante entender que, siempre, es una experiencia subjetiva, es decir, cada persona siente las emociones a su manera. Todas las emociones tienen una función adaptativa. Esto quiere decir que están a nuestro servicio, ayudándonos a sobrevivir. Para ello, nos dan información valiosa (los cambios que hemos comentado), y nos permiten aprender.
Existe un gran número de emociones, tanto que los investigadores y estudiosos sobre el tema no se ponen de acuerdo en cuál es ese número. Lo que sí sabe es que son universales, y que existen seis o siete básicas, que tienen una expresión facial similar en todas las razas y culturas. Estas emociones básicas son la alegría, el miedo, el asco, la tristeza, la ira y la sorpresa.
En nuestra sociedad existe un mal entendimiento de nuestro mundo emocional, hasta tal punto que nos indican como bueno el control emocional. Cuanto más control tengas sobre tus emociones, mejor. Y esto es un error grave, puesto que al controlar las emociones, estamos impidiendo nuestro aprendizaje, porque estamos limitando la información que recibimos. Esta información, como hemos indicado antes, es básica para nuestra supervivencia. La alegría nos indica que lo que estamos viviendo es bueno para nosotros, mientras que la tristeza nos indica lo contrario. La ira nos puede informar de que se están traspasando nuestros límites y que debemos defendernos. El miedo nos ayuda a identificar aquellas situaciones que pueden ponernos en peligro, lo mismo que el asco. Por último, la sorpresa nos indica que no tenemos registro previo de lo que estamos viviendo, y que, en función de lo que sí tenemos experimentado, se podrá activar nuestra curiosidad y nuestras ganas de saber más y explorar, o se podrá activar nuestro sistema de protección.
Ya podrás entender que disminuir o bloquear esta información nos hace estar indefensos y sin brújula. Además de esta información, como hemos dicho, existe una respuesta fisiológica, corporal, que si bloqueamos, queda bloqueada, sin expresión exterior, pero contenida en nuestro interior. Adicionalmente, bloqueamos también nuestra posible conducta, de tal manera que no podemos desarrollar las conductas que serían más adecuadas y saludables para nosotros. Por ejemplo, si alguien cruza tus límites, y tú te has acostumbrado a controlar tu ira, no podrás defender tus límites, lo que podrá llevarte a estar en relaciones poco o nada satisfactorias y saludables para tí.
¿Quiere esto decir que lo mejor es que sintamos nuestras emociones, vengan como vengan, y ya está? Tampoco. Lo ideal es que podamos regularnos, siendo capaces de gestionar nuestro propio mundo emocional. La regulación emocional es una capacidad que tenemos todas las personas. Esta capacidad nos permite influir en la intensidad, duración y expresión de nuestras emociones. Esto implica que todos tenemos la capacidad de decidir cómo responder ante un estímulo determinado. Es una capacidad que se entrena y se aprende, entendiendo y trabajando seis grandes aspectos:
A- Conciencia emocional: nos permite ser conscientes de cómo nos estamos sintiendo y comprender qué nos está pasando. Esto implica también saber poner nombre a lo que estamos sintiendo.
B.- Evaluación cognitiva: implica analizar y evaluar el estímulo o estímulos que han hecho que nos sintiéramos de una determinada manera.
C.- Expresión adecuada: nos permite dar una respuesta conductual aceptada y adaptativa a lo que nos está sucediendo.
D.- Aceptación: dejar que la emoción suceda, no bloquearla ni controlarla.
E.- Estrategias de afrontamiento: es aquello que hacemos cuando sentimos las emociones. Nuestras estrategias de afrontamiento las hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, y pueden ser saludables o no
F.- Modulación de la respuesta fisiológica: podemos influir conscientemente en nuestro ritmo respiratorio, sudoración, ritmo cardíaco y otras respuestas fisiológicas
El trabajo en regulación emocional consiste en ir ampliando nuestra consciencia emocional, en el grado de aceptación de nuestras emociones, en ampliar nuestra mirada a la hora de valorar los estímulos y las circunstancias que vivimos, y en aprender nuevas estrategias de afrontamiento saludables para nosotros, así como técnicas de modulación de nuestra respuesta fisiológica. Esto nos va a permitir poder dar respuestas conductuales más sanas para nosotros y para nuestro entorno, lo que nos va a permitir aprender a vivir mejor, puesto que podremos aprender e identificar qué entornos son adecuados para nosotros y con qué personas es interesante y saludable que nos relacionemos. Esto nos va a permitir que nos encontremos en entornos donde sentiremos seguridad, confianza y valoración.
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